Por Carlos País Lorenzo · Aún recuerdo, por ver la planta, o más bien, arbusto del que vamos a tratar en esta ocasión, a las chicas y chicos de mi barrio jugando alrededor de ella, cogiendo sus semillas de aspecto un tanto extraño comparándola con la de otros arbustos, para jugar a la guerra de bagas, que era básicamente coger sus racimos de semillas y empezar a tirarnos unos a otros dicha munición, entre carreras y griteríos, y como no, la mejor parte, sin ser maliciosa, era ver como algunos de nuestros mayores, se asomaban a las ventanas de sus casas para, gritando estos también, advertirnos que fuéramos a otro sitio y nos alejásemos de sus coches, a lo que nosotros reaccionábamos mirándonos entre la pandilla para reírnos y salir corriendo a otro lugar, donde o bien, seguíamos con la diversión del juego, o parábamos para comentar lo sucedido y reírnos socarronamente de lo mismo.
La Tartaguera (Ricinus Communis) forma parte ya de nuestra geografía canaria, pues esta presente en todas las islas, incluso en alguno de los islotes de Fuerteventura, pero es un arbusto invasor que nos acompaña desde el año 1500, según datos y documentos escritos, tal es así de invasora y de tantos años ya, que en una ordenanza del año 1531 se insta a los vecinos de Gran Canaria a limpiar sus montes de la misma, ya que su facilidad para su desarrollo y expansión por el territorio es optima por su adaptación a nuestra tierra y climatología, que le sienta muy bien, siempre y cuando el frío no sea excesivo, pues no le gusta.
En medicina popular se han indicado en infusión las semillas mondadas y majadas como purgante ocasional. Sin embargo, no es nada recomendable por la alta toxicidad. En forma de emplasto se ha utilizado por los pastores para tratar las teteras de las cabras. Sin embargo la ricina, sustancia tóxica de la semilla del ricino, desaparece en el proceso de elaboración del aceite de ricino. Este estimula la circulación sanguínea hacia los folículos capilares, permitiendo un crecimiento más rápido. Además, ayuda a regenerar las uñas quebradizas. Al ser rico en vitamina E y ácidos grasos, estimula la producción de colágeno y elastina, por eso está considerado como un antiarrugas natural. Las semillas de ricino, tomadas directamente si que son altamente tóxicas: solo 25 gramos de ellas podrían dar cuadros de intoxicación graves. El aceite de ricino está contraindicado en caso de embarazo y durante la menstruación.
El arbusto también tiene un uso ornamental, aunque su éxito con dicha función no es muy apreciado, pues crece mucho, muy rápido y es demasiado invasiva como ya mencionamos, no obstante ya forma, después de tanto tiempo, parte de nuestra tierra, nuestro paisaje y como contaba al principio del artículo, de nuestros juegos y vidas, así que vale, no dejemos que se extienda pero tampoco dejemos que desaparezca... como dice un dicho: “no hay mal que por bien no venga”.
“La creación de mil bosques está en una bellota”. Ralph Waldo Emerson