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10 de junio de 2024

Humor & Sátira Rumores y Graznidos

Poder y transparencia no riman

En cierto sentido el poder es como las pirámides: los cadáveres están en una cámara secreta, nunca están a la vista, el poder construye grandes monumentos para fascinarnos y que no veamos lo que no quieren que veamos. No es una conspiración, es la naturaleza humana. El diablo tienta a Cristo con el poder, la máxima tentación. Dime lo que muestras y te diré lo que ocultas. El Cabildo,venerable institución insular en quien tengo puestas todas mis esperanzas, presume de la máxima transparencia, pero nadie muestra sus auténticas intenciones. En su disculpa diré que no conozco a ninguna persona que haya entrado en el portal del Cabildo a ver el capítulo de ingresos, gastos, amortizaciones y sobre todo, ufff, los gastos de personal, la joya de la corona. Ya sé, he leído «El Proceso» de Kafka y conozco aquello de quien guarda a los guardianes.

Indudablemente en democracia la fiscalización de los partidos en el poder la tiene que llevar la oposición, y la lleva en la medida de que señalar los fallos de quien gobierna los puede llevar a ellos al poder. La grandeza de la democracia es que dos perros hambrientos de poder que aspiran por tanto a todo el poder, es decir a controlarlo todo, derecha e izquierda, se controlan mutuamente e impiden que nadie tenga el poder absoluto. Ah, excepto en ventajas que comparten, sueldos, dietas, pensiones grandes con requisitos pequeños, mire usted por donde, ahí se ponen de acuerdo fácilmente. Bueno, aún así, y sabiendo esto pues hace tiempo que me caí del guindo, prefiero la democracia y la biodiversidad política, no un erial donde crezca un rabo de gato que impida crecer a los demás. Bueno, no terminaré este ejercicio de un cierto cinismo sin decir que a veces lo que se muestra en estos portales de transparencia son cuestiones que hay que ser contable para entenderlas, o intentando entenderlas descubras el origen de la vida. Recuerdo aquel chiste del franquismo donde un vocero del régimen le decía a un representante, que viajaba por todo el país, si había visto viviendas, presas, carreteras construidas en muchos lugares, y el viajero decía que había estado en esos sitios y no había visto nada, a lo que el vocero le decía que viajara menos y leyera más la prensa.

Así se puede publicar a nivel nacional una enorme cantidad de dinero para la reconstrucción de la isla, y si ese dinero no llega sólo lo sabrán los afectados, el resto del país creerá que hemos sido totalmente reconstruidos por la solidaridad y la competencia de nuestros gobernantes. Bueno, esto es una mera suposición que pongo como ejemplo, pues de la reconstrucción sé poco y cada vez la entiendo menos, la verdad. Bueno, entraré en el portal de Belén, perdón, de transparencia, más que nada para que no digan. Y es que nuestros políticos son tan transparentes que a veces ni se ven, miras a través de ellos y lo que ves es el mejor de los mundos.

Ramón Aráujo
Ramón Aráujo
(Ourense, 1944)
Viviendo en La Palma desde 1950 se considera gallego por el ADN de sus padres y palmero por el ADN de sus hijos y del paisaje. Licenciado en Derecho por Santiago de Compostela, seis años en República Dominicana, profesor jubilado y juglar en activo con Trío Zapatista («Anticraisis Consort»), más de 30 años y miles de conciertos recorriendo todas las islas, con 14 discos publicados con material propio, alguna que otra obra de teatro estrenadas, múltiples colaboraciones con grupos de música y teatro, cantantes, monologuistas etc., y ocho libros publicados en una temática de amplio espectro y vocación minimalista. Lemas a los que se aferra con cierta frecuencia: «La culpa es mía que estaba trabajando», «bastante bien estamos para lo mal que estamos», «no me digas que piensas, dime lo que haces y me importa un pimiento lo que yo piense» y «mientras vosotros os coméis el tarro yo respiro, o lo que es lo mismo, viva el mindfulness palmero».

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